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De enemigo anterior a exterior…

Por Enrique Aranda

Fiel a la conseja según la cual, a decir de un “viejo lobo de mar…” en eso de navegar en las turbulentas aguas de la política, todo nuevo gobernante debe sustentar el arranque de su gestión en la reiterada imputación y señalamiento de todo lo malo que ocurra —provocado o no por él— a un enemigo anterior para luego, pasado un tiempo, llamar la atención popular y hacer lo propio en el caso de un enemigo exterior y, ya al final de su periodo, hacerlo con cargo a algún(os) enemigo(s) interior(es), Andrés Manuel López Obrador cumple hoy puntualmente con aquella que, huelga referir, aprendió durante su pertenencia al “viejo sistema” priista.

Vea usted si no.

Antes aun de iniciar su mandato, desde el arranque, incluso, del largo periodo de transición que siguió a su indiscutible elección, definió con claridad (y hasta con sobrada razón en algunos casos), que todos los males del país eran producto de la desmedida corrupción e impunidad de quienes antecedieron a su gobierno —aunque poco o nada ha dicho sobre el punto en el caso del expresidente Peña Nieto— para, muy pronto, agregar a su singular “lista negra” a cuando menos tres anteriores mandatarios —Salinas, Fox y Calderón— y, al propio tiempo, identificó al “neoliberalismo” (económico), como el causante de todas las penas de la ciudadanía.

En la última semana, ningún tema ha sido más ventilado en medios de comunicación y redes sociales —“es la comidilla en cuanta reunión existe, como lo es, lamentablemente, a nivel internacional”— que la inexplicable misiva enviada por el tabasqueño a su homólogo español —en cargo y filiación ideológica, vale destacar— el socialista Pedro Sánchez, que copió al papa Francisco, exigiendo a ambos ofrecer disculpas al pueblo (bueno y sabio) de México por los excesos cometidos —por soldados españoles y, quiero pensar, sacerdotes católicos que les acompañaban— durante la Conquista de México.

Ya luego sabremos quiénes serán los merecedores de su descalificación y/o imputaciones en cuanto que enemigo(s) interior(es), pero a la vista lo ocurrido entre el 1 de diciembre y la fecha, es posible especular, ya que si bien lo que está haciendo López Obrador para alcanzar y mantener los altos niveles de reconocimiento de que goza es, en verdad, algo “normal”, el brevísimo tiempo en que agotó el discurso contra el enemigo anterior y debió orientar sus baterías contra un enemigo exterior es, sin duda alguna, muy preocupante por lo que evidencia.

Dígase lo que se diga, entonces, debemos reiterar que la polarización (social) como forma de hacer política, simple y sencillamente no funciona.

ASTERISCOS

* Un día si y otro también, el panismo continúa perdiendo militantes, legisladores locales —de Baja California (Carlos Torres Torres) y Puebla (Hugo Alejo Domínguez)— los últimos, en condiciones francamente poco claras y, grave, ante el valemadrismo de su administrador nacional de turno, el gris-gris Marko Cortés Mendoza.

* Inminente retorno del perredista Juan Zepeda al Senado, a la exigua bancada liderada por el cuestionadísimo Miguel Ángel Mancera… pero sólo para renunciar a su militancia en el sol azteca y, merced a ello, dejar al exjefe de Gobierno capitalino sin grupo al cual coordinar. ¿Será?

Veámonos el domingo, con otro asunto De naturaleza política. Información Excelsior.com.mx

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