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¿Por qué insistimos en negar lo evidente?

Por Ángel Verdugo

Dicen que el primer paso para dejar de beber es, con valentía y mucha autocrítica, reconocer que uno tiene un problema con la bebida; dicho de otra manera, uno debe aceptar —para empezar el proceso de cura—, que padece la enfermedad del alcoholismo. Sin este reconocimiento, es muy probable que todo intento de cura resulte un fracaso.

Eso mismo es obligado (reconocer el problema antes de cualquier otra cosa), en muchas otras situaciones en nuestra vida donde, como consecuencia de excesos diversos, nos encontramos en dificultades que nos llevan a la degradación, la pérdida de la salud o a la muerte en no pocas ocasiones.

Si ahora tomáremos un ejemplo de índole diferente —como podría ser la situación de atraso o estancamiento económico de un país, por ejemplo—, ¿podríamos decir que aquel primer paso (reconocer el problema), sería también imperativo para empezar el proceso de corrección? Mi opinión al respecto es un sí rotundo.

Le planteo ahora varias situaciones donde ese reconocimiento o aceptación de falla si lo prefiere, es fundamental.

1.- ¿Imagina usted un proceso de corrección en Cuba y Venezuela, sin aceptar antes de cualquier otra cosa que, seguir con esa idea trasnochada (porque ni siquiera hoy es una utopía) de implantar el socialismo, ha sido el más grande de los errores que los Castro y Chávez pudieron haber cometido?

2.- ¿Imagina a Daniel Ortega y su esposa en Nicaragua reconocer que la gobernación que realizan en su país y la dictadura que han construido con el apoyo ciego e irracional de la alta jerarquía católica, es el peor daño que el pueblo nicaragüense pudo haber sufrido y sufre?

Así como esos dos ejemplos en América Latina —además de un tercero que daré más adelante—, en otras latitudes abundan también. África, por ejemplo, es una región donde, prácticamente todos los gobernantes son saqueadores irredentos de las riquezas que, en no pocos de los más de 50 países de ese continente, abundan.

Si no hubiere el reconocimiento obligado de que ese modelo saqueador es dañino para esos pueblos y su desarrollo, el gobernante y los suyos seguirían manipulado las cosas para continuar enriqueciéndose a costa de la miseria y atraso de más de mil millones de africanos.

Paso ahora a dar el tercer ejemplo de América Latina el cual, no es otro que este sufrido país, México.

Es más que evidente que en esta administración, un pronóstico equivocado del crecimiento económico nos llevó, al no reconocer el error cometido y la necesidad de corregir por las consecuencias que se veían venir, a un endeudamiento desbocado que ha llevado a las finanzas públicas a una situación de debilidad la cual, por más intentos de maquillarla la cruda realidad no desaparece.

Para empezar a corregir esa situación es necesario, antes de cualquier otra medida, reconocer el grave error cometido. De otra manera, seguiremos con cataplasmas que reducirían temporalmente la hinchazón sin ir a la raíz del problema.

¿No le convence esto último? Bien; van dos casos muy concretos los cuales son de una gran actualidad: Pemex y la CFE. En tanto nos neguemos a reconocer que las dos empresas productivas del Estado son inviables tal y como hoy operan, no vamos a comenzar un serio proceso de corrección.

Dar más ejemplos que obligan al reconocimiento de que lo hecho fue equivocado, o que no hemos hecho lo correcto que debimos hacer en su oportunidad, sería rudeza innecesaria.

Mejor termino preguntándole: ¿Por qué insistimos en negar lo evidente?

Información Excelsior.com.mx

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