La mafia y el sargazo…

Por Yuriria Sierra

28 mil 124 toneladas de sargazo se retiraron de las playas de Quintana Roo en sólo una semana de julio… de 2015. Hace casi cuatro años. Cancún fue el municipio donde más se recolectó, le siguió Playa del Carmen, Tulum, Cozumel e Isla Mujeres. Los destinos turísticos más importantes de la zona, de los más activos del país, los más emblemáticos del Caribe. Aun así, el peligro de esta planta de olor fétido no activó alerta alguna, más allá de la creación de una Comisión Intersecretarial, ahí trabajarían los tres niveles de gobierno y, en aquel entonces, se destinaron 13 millones de pesos para la remoción del sargazo, pues era la primera vez que esto dejó de considerarse un fenómeno atípico para verse como alerta internacional. Y así sucedió. En 2018, el dinero destinado creció a la par del problema: Quintana Roo destinó 322.5 millones de pesos, veinticinco veces más recursos.

El verano pasado, el recale de las algas superó en más de 110 mil metros cúbicos al recogido tres años antes, cuando se recolectaron 10 mil 73 metros cúbicos, según datos de la Comisión Nacional de Áreas Naturales y Protegidas. Tras la gravedad de ese aumento, Milenio reveló que el gobierno de Roberto Borge —hoy recluido en una prisión en Morelos, a la espera de su juicio por operaciones con recursos de procedencia ilícita— compró una embarcación en 2016 como parte de las acciones emprendidas para controlar el sargazo en Quintana Roo; pero, a pesar de las alertas de especialistas y de los casi seis millones de pesos que se gastaron en la compra, la embarcación se estuvo varada en Puerto Morelos.

En 2018, la remoción total del sargazo llegó a las 168 mil toneladas, la Red de Monitoreo de Sargazo de Cancún alertó que este 2019 podríamos llegar al millón, a la advertencia se unió la Universidad del Sur de Florida. El cálculo del presupuesto al que llegó se multiplicó. Cinco meses después, la realidad es la que los especialistas advirtieron: en 24 horas, las brigadas del municipio de Solidaridad recogen 100 toneladas de sargazo. El origen de este fenómeno está a miles de kilómetros de las costas mexicanas. Le llaman el Mar de los Sargazos, en la región septentrional del Atlántico, la escasez de viento provocaba que el sargazo formara una isla flotante. Pero el cambio climático —por si aún no ven con seriedad sus consecuencias— ha provocado modificaciones en las corrientes marinas que llevan al sargazo a moverse en dirección de las manecillas del reloj, lo que causa que choquen en costas, no sólo de México, sino de otros 18 países.

Y sus peligros: aunque la macroalga no produce infecciones cutáneas, sí causa alergias; también aloja fauna y afecta el ecosistema de la zona. Además, por si fuera poco, empresarios de Quintana Roo calculan pérdidas por más de 57 mil millones de pesos, pues el fenómeno afecta el flujo turístico, que mucho le debe a nuestro país ser el sexto destino favorito de viajeros en el mundo, en el ranking de la OMT. El gobierno de México anunció que la próxima semana conoceremos el plan de acción, por lo pronto, informó que la Marina ayudará en la remoción de algas.

Éste no es un tema nuevo. El actual gobierno tenía los antecedentes, las alertas del crecimiento del fenómeno, aun así, decidió esperar a su llegada a las costas mexicanas para poner, o anunciar, manos a la obra. ¿De qué servirá un proyecto como el Tren Maya si el sargazo continúa poniendo en riesgo la actividad económica de la región?

En la última medición de México Elige sobre aprobación de gobernadores, el de Yucatán, Mauricio Vila, sigue encabezando la lista, con 53.3% de opiniones positivas de sus gobernados. Y el de Michoacán, Silvano Aureoles, sigue en un vergonzoso último lugar, con tan sólo 11.3% de los michoacanos aprobando su gestión.Información Excelsior.com.mx