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La renuncia de Medina Mora

Por Jorge Fernández Menéndez

La renuncia de Eduardo Medina Mora como ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, un cargo en que aún debía permanecer otros once años (fue elegido para un periodo de 15 años), cambiará las correlaciones de fuerzas en el máximo tribunal de la nación. No hay en la Corte votos incondicionales, pero sí tendencias, como en todo tribunal superior de cualquier país. En el actual equilibrio interno, el presidente López Obrador no tendría, no lo tendría incluso con la renuncia de Medina Mora, una mayoría cómoda de votos en la SCJN, o por lo menos una mayoría de ministros que cuenten con su simpatía, pero lo que queda cancelada es la posibilidad, salvo casos muy particulares, de que se puedan tener los votos necesarios para una acción de inconstitucionalidad. Este sería el tercer ministro que le tocaría proponer a López Obrador en apenas diez meses de gobierno.

Es un cambio fundamental, porque los contrapesos que podría tener el Poder Ejecutivo pasan hoy solamente por dos espacios: los de declaración de inconstitucionalidad de ciertas normas de parte del Judicial y los pocos votos que necesita el oficialismo en el Senado para tener una mayoría calificada que le permita hacer reformas constitucionales.

Las causas de la renuncia, al momento de escribir estas líneas, no se conocen oficialmente. Las versiones giran en torno a las denuncias publicadas en junio pasado sobre supuestos movimientos de cuentas en Gran Bretaña y Estados Unidos, superiores a los ingresos del ministro Medina Mora. Éste, desde entonces, contestó en forma puntual aquellas denuncias demostrando cuáles habían sido los movimientos, rectificando cifras y, sobre todo, demostrando que los mismos se señalaban como realizados en dólares o libras esterlinas, cuando en realidad eran movimientos en pesos mexicanos. La denuncia hablaba de movimientos superiores a los cien millones de pesos, cuando, en realidad, eran de poco más de cuatro millones y medio de pesos, con transferencias reales de dos millones 900 mil pesos, lo que era consistente, insistió Medina Mora en una carta pública, con sus ingresos entre 2016 y 2018.

El tema había quedado allí, pero todo indica que las presiones continuaron. Casualmente, denuncias y presiones se dieron después de la famosa fiesta de la boda de un hijo del abogado Juan Collado, en la que, entre los invitados, estuvo Medina Mora. Se asegura que esa boda, la participación en ella de Julio Iglesias, el número y la importancia de los invitados, el fasto de la misma, lastimaron en los niveles más altos del poder. Puede ser, lo cierto es que, desde entonces, varios de los asistentes, incluyendo el propio Collado, han sufrido desde denuncias en medios hasta la detención provisional.

No sé si ésa es la causa real de la renuncia de Medina Mora como ministro de la Suprema Corte. Lo que sí sé es que Medina Mora ha sido, durante 20 años, un funcionario público serio, preparado y que ha tenido un desempeño aceptable y honesto en las tareas públicas que ha tenido, muchas de ellas en el ámbito de la seguridad. Fue el director del Cisen en el inicio del gobierno de Vicente Fox, designado por el entonces secretario de Gobernación, Santiago Creel, en un momento en el que ese centro quedó seriamente debilitado por la salida de muchos de sus principales funcionarios hacia la Agencia Federal de Investigación. Más tarde, luego de la muerte de Ramón Martín Huerta, en septiembre del 2005, en un extraño accidente de aviación, Medina Mora se convirtió en secretario de Seguridad Pública. Con el cambio de administración, fue procurador general de la República con Felipe Calderón. Dejó esa posición para ser embajador en el Reino Unido y, cuando asumió Peña Nieto la Presidencia de la República, lo designó embajador ante Estados Unidos, donde también tuvo un buen desempeño.

Hace cuatro años fue propuesto como ministro de la Corte. Dije entonces y lo sigo pensando, que era una designación atípica, pero que era la de un hombre capacitado para ello, con una experiencia en temas de seguridad y diplomáticos (incluyendo seguridad internacional) que no tenían ninguno de sus colegas en la Corte.

Ayer renunció a su cargo y modificó implícitamente los equilibrios internos en la SCJN, en un momento en el que el ministro presidente, Arturo Zaldívar, está planteando una profunda reforma del propio Poder Judicial, basada, sobre todo, en la estructura del mismo, a partir de la Judicatura Federal y de los sistemas de designación de cargos en el propio Poder Judicial. En las próximas semanas mucho puede estar en juego en el futuro político del país. Información Excelsior.com.mx

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