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Los nuevos jefes de la sierra de Guerrero

Jorge Fernández Menéndez

La mañana del 26 de septiembre del 2019, un grupo de soldados se encontraban desplegados en la sierra de Guerrero realizando tareas de reconocimiento en el poblado de Balzamar, del municipio de Leonardo Bravo, una de las zonas más violentas del estado.

Cuando las tropas cruzaban una zona de cultivos de maíz, en busca de plantíos de enervantes, fueron agredidos por sicarios que cuidaban plantíos de amapola. Tres soldados fueron asesinados.

Los dos jefes locales son personajes muy conocidos en la región. Isaac Celis Navarrete o Isaac Navarrete Celis, es apodado El señor de la I, y es el líder del grupo criminal Cártel del Sur. o Sierra Unida Revolucionaria y está enfrentado con Onésimo Marquina Chapa, alias El Necho o El señor del mal.

Ambos se disputan los municipios guerrerenses de Leonardo Bravo, Eduardo Neri y Chilpancingo. El Necho cuenta con el apoyo de las llamadas policías comunitarias, al mando de Salvador Alanís Trujillo, pero El señor de la I, según fuentes de inteligencia federal, contaba, también, con fuertes estructuras locales y grupos políticos que lo respaldan.

Los soldados asesinados fueron atacados por sicarios de El señor de la I, por una célula delictiva al mando de José Trinidad Sánchez Nava, alias El Trini, su sobrino y jefe de seguridad, que tuvo que huir de la zona dejando desprotegido a su jefe.

Al mismo tiempo que se daba el ataque contra los militares, Rosa Pineda Cuevas, operadora logística del Señor de la I, se comunicaba con los sicarios y los pobladores de Balzamar (sólo quedan ancianos, mujeres y niños), para que se manifestaran en caso de que las fuerzas de seguridad, reaccionaran por el ataque a los soldados.

No ocurrió así, pero al verse descubierta su complicidad en el ataque a los soldados El señor de la I, tuvo que salir de su zona de confort y control, y paradójicamente eso le dejó la puerta abierta a sus rivales locales, a El Necho y sus policías comunitarios. Estos grupos, a través de redes sociales, incluso, publicaron viejos videos de sicarios de Guerrero, argumentando que se trataba de la gente del Cártel del Sur agrediendo a personal militar.

En una operación que ya hemos visto muchas veces en Guerrero o Michoacán, Necho busca ser reconocido como un defensor de las comunidades, con Salvador Alanís, jefe de los comunitarios, como su vocero. El Cártel de la Sierra se ha fusionado recientemente con una fracción de Guerreros Unidos y otra de Los Rojos, lo que le ha permitido a Onésimo adquirir el control en la zona serrana de Guerrero, sólo comparable con el que mantenía Arturo Beltrán Leyva en Guerrero y Morelos hasta su muerte en 2009. Hechos como el enfrentamiento en el penal morelense de Atlacholaya, no son ajenos a esta nueva hegemonía.

En toda esta historia nos encontramos a viejos conocidos. El jefe de la fracción de Guerreros Unidos que se fusionó con la gente de El Necho es, según fuentes federales, nada menos que el recién liberado Gildardo López Astudillo, El cabo Gil, jefe de los sicarios que secuestraron a los jóvenes de Ayotzinapa y liberado por una incomprensible decisión judicial. La fracción de Los Rojos, que se alió con El Necho, está al mando de Cándido Nava Millán, apodado el Japo. Juntos controlan amplias zonas de producción de goma de opio, así como la extorsión de los campos mineros de la zona. Suyos eran, también, los integrantes del grupo que se enfrentaron con militares en Tepochica, cerca de Iguala, donde murieron un militar y 14 delincuentes, muchos de ellos originarios de Tlacotepec, principal bastión del Cártel de la Sierra, hace dos semanas.

El poder de El Necho trasciende al ámbito político. Ha colocado a su gente en el ayuntamiento Heliodoro Castillo, y su grupo de abogados, ligados con las policías comunitarias, se aprestan a hacer denuncias ante algunos organismos de derechos humanos, con el fin de victimizar a los 14 muertos miembros de su grupo que habían sido enviados a Iguala a pelear por el control de la zona con el Cártel del Sur. Mientras tanto, El señor de la I sigue huyendo de la justicia y perdiendo territorio en Guerrero.

Es la sierra de Guerrero donde se vive algo así como un Culiacán cotidiano.

La semana

Terminó la semana en la que el Presidente de México llamó perros a los periodistas simplemente porque no le gustaron sus preguntas; en la que divulgó nombres que permanecían en la justa confidencialidad violando todas las normas militares; se comparó con Madero y comenzó a elucubrar con que le harían un golpe de Estado. La semana, sin una sola autocrítica ni una crítica ni una palabra contra los narcotraficantes que asolaron Culiacán. Concluyó la peor semana de su sexenio. La que lo sacó de quicio. Información Excelsior.com.mx

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