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Una salida al enredo chiapaneco

Por Jorge Fernández Menéndez

Ningún proceso interno en los estados ha terminado siendo tan complejo y con tantas acusaciones cruzadas como el que se está dando en Chiapas. Esa singularidad está marcada por errores políticos evidentes, pero, también, por la propia de la estructura partidaria en el estado: el Verde, actualmente en el poder a través de una alianza con el PRI, es un partido mucho más fuerte que el tricolor; Morena es el principal partido emergente, aunque su estructura en el estado es débil; el PRD y el PAN son, por separado, partidos también relativamente débiles, con presencia localizada sólo en ciertos municipios; Nueva Alianza tiene fuerza en sectores magisteriales, aunque una parte de los maestros del estado son de la Coordinadora; existen, además, dos partidos regionales, locales y fuerzas como las derivadas del zapatismo que tienen una presencia menguante, pero que son una realidad en las áreas en las que esos grupos se quedaron con espacios de control, aunque no participen electoralmente.

Una alianza Verde-PRI-Panal los haría muy competitivos frente a Morena, pero las malas decisiones adoptadas han abortado esa posibilidad. El Verde no aceptará jamás ir con Roberto Albores de candidato. El enfrentamiento de éste con los dirigentes del Partido Verde lleva años y está jalonado por agresiones de todo tipo entre sus dirigentes e incluso de violencia en los municipios. El propio Albores tiene profundas diferencias internas dentro del PRI, muchas heredadas del gobierno de su padre, que estuvo lejos de ser de los mejores gobernantes del estado, y otras creadas por él mismo porque se eternizó violando los estatutos del propio partido, durante siete años en la dirigencia local. Pero desde la Ciudad de México se empeñaron en que Albores, por alguna oscura razón, fuera el candidato priista, rompiendo la alianza y forzando la división interna. Consecuencia de ello, hoy el PRI irá solo a las elecciones, quizá con Nueva Alianza, y estará disputando el tercero o cuarto lugar en los comicios.

En los demás partidos hay también todo un proceso de recomposición. El Frente PAN-PRD-MC se rompió ayer en Chiapas porque no pudieron encontrar un candidato común. Pero la novedad es que podrían ir por separado, pero con un candidato común, junto con los dos partidos locales y el Partido Verde, que sería quien colocaría esa candidatura común. Eso se tiene que definir de aquí a mañana jueves. Si no se diera esa alianza inédita, el Verde podría ir solo, muy probablemente aliado con los dos partidos locales.

El exdirigente del Verde en Chiapas es Eduardo Ramírez, crudamente enfrentado a Roberto Albores y muy cercano al gobernador Manuel Velasco. Pero el aspirante que podría haber consolidado la alianza Verde-PRI, tanto como cualquiera de las dos nuevas opciones posibles, es el senador Luis Armando Melgar. Si desde un inicio, como se había planteado originalmente, Melgar hubiera sido designado candidato de esa alianza, no habría habido ruptura entre el PRI y el Verde.

Esa opción ya está descartada, pero en cualquiera de las otras dos grandes opciones (una candidatura común encabezada por el Verde y con participación de todos los demás partidos para enfrentar tanto a Morena como al PRI en el ámbito local, o en una alianza del Verde con partidos locales) la mayor oportunidad es también para Melgar, que era el mejor posicionado de todos los aspirantes, incluyendo por supuesto a Albores por su perfil mucho más ciudadano, por el trabajo realizado en los últimos años con la llamada red Melgar que opera haciendo trabajo social no partidario en todo el estado y por las fuertes relaciones políticas y empresariales de Melgar en el estado y en el centro del país.

La operación en Chiapas ha dejado hasta ahora a Morena muy por arriba de sus adversarios, al PRI en un lejano cuarto lugar, pero ha creado también dos opciones, una más amplia y otra más restringida, ambas en torno al Verde que pueden ser competitivas si esta vez se actúa con sensatez.

La Sosa Nostra y Morena

Como con Napoleón Gómez Urrutia, Nestora Salgado, Cuauhtémoc Blanco, Elba Esther Gordillo, Félix Salgado Macedonio y varios otros notables personajes de la vida nacional no era suficiente para enlodar las listas de Morena, ahora se dispone a arribar al partido de López Obrador nada menos que Gerardo Sosa, el exrector y cacique de la Universidad Autónoma de Hidalgo, jefe de un grupo al que el fallecido Miguel Ángel Granados Chapa y el escritor Alfredo Rivera Flores apodaron la Sosa Nostra por sus evidentes implicaciones porriles y mafiosas. No es una acusación nueva: el libro de Rivera, prologado por Granados, se publicó en 2004 y desde entonces, incluyendo varios procesos legales de por medio, por ese apelativo se conoce a Sosa y a su grupo.

Ayer, Sosa anunció su renuncia al PRI luego de que la semana pasada se había reunido con López Obrador. No se asombre usted si lo ve en las listas de candidatos a diputados o senadores de Morena en los próximos días. La Sosa Nostra es digna compañía para Napito, Nestora, Cuauhtémoc, Félix. Pura mafia del poder.

Hablando de estos respetables candidatos. Napoleón Gómez Urrutia no cumple con los requisitos para serlo. No vive en México desde hace más de una década y desde hace años adquirió la nacionalidad canadiense. Sencillamente, no puede ser candidato a senador. Información Excelsior.com.mx

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