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Por Víctor Beltri
“Se trata de la opinión privada de algunos expertos que expresan un punto de vista personal”, afirmó la ministra de Asuntos Exteriores de Rusia, María Zajárova, al ser cuestionada sobre el posible despliegue de armamento ruso en Cuba y Venezuela. “Las cuestiones relativas al desarrollo de la cooperación militar internacional son competencia del Ministerio de Defensa”, explicó.
“Al evaluar la posibilidad de tales compromisos nos guiamos por las obligaciones internacionales de la Federación de Rusia, así como por los acuerdos bilaterales con los países interesados”, concluyó. La referencia a las obligaciones internacionales habría de despertar sospechas de inmediato, toda vez que su propio ministerio había anunciado, el día anterior, la decisión de poner fin a la moratoria asumida de manera unilateral al despliegue de misiles de corto y mediano alcance, INF. “Es evidente que armas norteamericanas, que por sus especificaciones caen en la categoría de misiles de alcance INF, están surgiendo cada vez más en varias regiones, incluyendo aquellas de importancia particular para Rusia en términos de seguridad nacional”, asentaba un extenso comunicado emitido el 4 de agosto.
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“Rusia ha dejado claro, de forma consistente, que un escenario de este tipo exigiría que nuestro país adoptara medidas para contrarrestar las nuevas amenazas emergentes y mantener el equilibrio estratégico”, explicaba. “Dado que nuestras reiteradas advertencias al respecto han sido ignoradas y la situación evoluciona hacia el emplazamiento efectivo en Europa y en Asia-Pacífico de misiles estadunidenses de alcance INF lanzados desde tierra, el Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia debe declarar que han dejado de existir las condiciones para mantener una moratoria unilateral sobre el despliegue de armas similares. El Ministerio está autorizado para declarar que la Federación de Rusia ya no se considera vinculada por las autolimitaciones pertinentes adoptadas anteriormente”. Los misiles, en pocas palabras, ya podrían ser ubicados en cualquier país amigo. Venezuela, por ejemplo.
Un riesgo demasiado grande, sin duda alguna. “Hemos logrado producir en serie el primer misil Oreshnik y ha sido entregado al ejército”, afirmó el presidente Putin hace unos días, el 1 de agosto. El Oreshnik es un misil hipersónico cuyo potencial destructivo es similar al de una bomba nuclear, sin llegar a infringir las regulaciones internacionales al respecto: de ser lanzados desde Venezuela, no tardarían más de 15 minutos en llegar a ciudades como Nueva York o Washington sin que los estadunidenses pudieran hacer mayor cosa al respecto.
La reacción vendría de inmediato: el gobierno venezolano y sus máximos dirigentes se tornaron —en un instante— en la prioridad absoluta para la administración estadunidense. Nicolás Maduro se ha convertido en el enemigo público #1 para EU, y los planes para defenestrarlo —e instaurar en su lugar a un gobierno afín, de oídos sordos a Moscú— ahora están en curso. El reloj está corriendo, mientras los misiles podrían encontrarse ya en marcha: la historia siempre se repite dos veces, y ahora le corresponde a Donald Trump, quien creció durante la Guerra Fría, enfrentar su propia Crisis de los Misiles.
El mundo está en vilo: de lo que suceda en los próximos días dependerá la configuración geopolítica de las próximas décadas. Los bloques están definidos y el enfrentamiento ahora es frontal: la reunión en Alaska del viernes próximo marcará un hito en la relación entre Rusia y EU, y cada uno de los presidentes tratará de sentarse a la mesa con los argumentos —y poder— que logre reunir mientras tanto. En Miraflores, por lo pronto, no debe poderse conciliar el sueño.
Maduro habrá de caer, de un momento a otro. Con él, como las piezas de un dominó, las organizaciones y gobiernos que han pasado de la corrupción a la criminalidad y después, tal vez sin darse cuenta, a los grandes intereses geopolíticos. La prórroga de los aranceles por el fentanilo vence el 30 de octubre: el mundo, por lo visto, dará la vuelta en estos 80 días. Información Excelsior.com.mx
