A los 12 años, Héctor Nahle recibió un mensaje de Kyler Murray que lo impulsó a vencer el cáncer y perseguir su sueño de jugar futbol americano colegial en Estados Unidos
El video duraba apenas 12 segundos. Lo grabó su madre en una habitación de hospital a las seis de la mañana, minutos antes de que los doctores lo llevaran al quirófano. Héctor Nahle, de 12 años, se despidió con una sonrisa de medio lado, como si no estuviera a punto de entrar a una cirugía para remover un tumor en la pierna. “Vamos con todo”, dijo. Después, el silencio.
Esa mañana, su madre lo publicó en Instagram con un sólo objetivo: que lo viera Kyler Murray, el quarterback que más ha admirado Héctor. Durante la recuperación, cuando los efectos de la quimioterapia no lo dejaban ni caminar tres escalones sin desfallecer, Héctor prendía su celular y revisaba el posteo. Lo compartían cuentas de futbol americano, amigos, conocidos, desconocidos. En unos cuantos días, el video tenía 50 mil vistas. Pero no aparecía el nombre que él esperaba.
Murray, pasador de Cardinals de Arizona, con 1.3 millones de seguidores, parecía inalcanzable. Hasta que su madre, siguiendo los rastros digitales, dio con el nombre de su representante: Avery Johnson Jr. Tres días después, el 10 de diciembre de 2020, Héctor recibió un mensaje privado con un video de 40 segundos. Era Kyler. Y era para él.
Para Héctor, ese gesto fue mucho más que una cortesía. Fue un pase completo en medio del dolor. Un mensaje de validación justo cuando su cuerpo le dolía por cualquier movimiento. Y también, el primer ladrillo de un nuevo sueño. En ese instante, entendió que quería más que sólo sanar: que todo este dolor sirviera para algo.
Después de ese video, algo en mí cambió”, dice. “Decidí que el cáncer no iba a ser el final, sino el principio, contó Héctor a Excélsior.
La historia de Héctor y Kyler Muray se volvió viral. De hecho en 2022, cuando 49ers y Cardinals visitaron la Ciudad de México para jugar un partido oficial en el Estadio Azteca, el niño mexicano tuvo unos minutos para convivir con su ídolo dónde se encendió su llama.
EL CÁNCER LE DIO DIRECCIÓN
A los 14 años, Héctor tomó el primer avión de su nueva vida. Se mudó de Torreón a Laredo, Texas, para jugar en United High School. Vivía con una familia de acogida. Cursaba el noveno grado. Su nivel era competitivo, pero se dio cuenta de que necesitaba algo más si quería llegar a ser visible para programas colegiales. Entonces volvió a hacer lo que mejor sabe hacer: buscar oportunidades.
Mandó correos a entrenadores de todo el país. Investigó escuelas con programas de futbol americano de alto nivel. Tocó puertas. Hasta que una se abrió. Rabun Gap, una preparatoria en Georgia, lo escuchó, lo evaluó y le ofreció una beca completa.
VIDA DE PROFESIONAL
En Rabun Gap nadie se preocupa por ti”, explica. “Tú te tienes que preocupar por ti. Tienes que esforzarte por ti en todo”
Vive en dormitorios estudiantiles. Se entrena cada mañana. Cumple con sus clases. Va al gimnasio por las tardes. Estudia por la noche. No hay margen para fallar.
Desde niño me educaron así. Mis papás me enseñaron que la disciplina no se negocia”.
El año pasado, su equipo ganó el campeonato estatal. Héctor fue suplente, pero sabe que su oportunidad llegará. Este verano, mientras otros descansaban, él hizo un camp tour por el sureste de Estados Unidos para mostrar sus habilidades ante coaches universitarios. Ya tiene, métricas, evaluaciones.
Estoy tratando de abrirme paso. Quiero jugar a nivel college. Quiero representar a México.”
Sigue teniendo contacto con Kyler Murray. Lo conoció en persona cuando los Cardinals jugaron en el Estadio Azteca. Lo saludó en el campo. Cruzaron palabras. Desde entonces, se han mensajeado en privado.
Es mi ídolo por cómo juega y por cómo es”, dice Héctor. “Es chaparro como yo. Juega con estilo, con creatividad. Es un artista. Y me demostró que sí es posible llegar. Nos escribimos seguido y me pregunta cómo estoy jugando”.
Ahora, a sus 16 años, Héctor Nahle se prepara para iniciar el penúltimo año de preparatoria. Su cuerpo ha cambiado. Su brazo ha ganado fuerza. Su historia, también. Pero su convicción sigue intacta: demostrar que un niño mexicano que venció al cáncer también puede abrirse paso en el futbol americano universitario y seguir soñando con llegar a la NFL como Kyle Murray.
Información de Excelsior
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