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Tigres a la Final: resistió el embate celeste

La Máquina necesitaba ganar en Nuevo León, pero Nahuel Guzmán atajó un penal clave y Tigres, sostenido por su oficio en Liguilla, firmó en casa el boleto a la Final.

Cruz Azul estiró la Semifinal hasta el último suspiro y, aun con un hombre menos, encontró un gol heroico que silenció por un instante al Volcán. Pero ni ese impulso tardío alcanzó para romper la lógica de la serie: Tigres, sostenido por su gol en la ida y su mejor posición en la tabla, avanzó a la Final tras un 1-1 que dejó el global 2-2.

La Máquina salió obligada a ganar y asumió ese rol desde el primer minuto. Tigres decidió administrar, enfriar el ritmo y golpear cuando el partido lo permitiera. El primer gran golpe llegó al minuto 27, cuando Juan Brunetta cerró un servicio de Gignac y cruzó un disparo para el 1-0 que obligó a Cruz Azul a exigirse aún más.

El equipo celeste respondió con intensidad y aproximaciones constantes: tiros de Faravelli, Campos, Rivero y un cabezazo de Fernández al ’39 que exigió a Nahuel Guzmán. Los locales también rozaron el segundo antes del descanso, pero Gudiño y la defensa mantuvieron viva la eliminatoria.

La segunda parte giró alrededor de una jugada que pudo cambiarlo todo. Al ’68, Gabriel Fernández cayó dentro del área y, tras revisión del VAR, se marcó penal. El Toro tomó la pelota, pero Guzmán adivinó abajo a su derecha al ’72 y apagó una oportunidad que era oro puro para Cruz Azul.

La Máquina no bajó la guardia. Paradela filtró balones, Rotondi insistió por izquierda y Fernández rozó el empate al ’79, mientras Tigres intentaba bajar pulsaciones con los ingresos de Purata, Herrera y más tarde Vigón. El partido era un ir y venir cargado de tensión.

Y entonces llegó un momento que quebró emocionalmente al visitante. Al ’90, Jesús Orozco se dobló el tobillo en una jugada fortuita, con una torsión clara y dolorosa que silenció el estadio. La imagen fue muy fea y, con Cruz Azul sin cambios, el equipo tuvo que cerrar el partido con diez hombres. Ese golpe pareció matar el ímpetu final… parecía.

Porque aun así, La Máquina encontró un último respiro. Al ’94, Luka Romero desbordó por izquierda y metió un centro diagonal que terminó rebotando en la pierna de Juan José Purata para un autogol que puso el 1-1. Con un hombre menos, Cruz Azul había regresado a la serie contra todo pronóstico.

El Volcán se congeló por unos segundos, pero Tigres supo reordenarse. Cruz Azul intentó un último avance, pero ya no tuvo fuerzas ni claridad para fabricar otra jugada. El silbatazo llegó y confirmó lo que la tabla había impuesto desde el inicio: 1-1 en la noche, 2-2 en el global, Tigres avanza por mejor posición.

El equipo de Guido Pizarra regresa a una Final sustentado en su oficio y en la atajada que cambió la historia, y ahora enfrentará al Toluca.

La Máquina, en cambio, se va con una mezcla de orgullo y frustración: peleó cada pelota, empató con diez hombres y rozó la hazaña, pero la serie exigió una contundencia que nunca llegó en los momentos clave. Ahora tendrá que viajar hasta Qatar para enfrentar la Copa Intercontinental la próxima semana.

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Información de Excelsior

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