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El que avisa no es traidor

Por Víctor Beltri

El que avisa no es traidor: menos, aún, cuando los avisos son tan elocuentes. Andrés Manuel habla lento, pero sus palabras son claras: “Es realmente penoso que estén queriendo descalificar a Nestora y otros dirigentes con denuncias que hace un régimen autoritario (…) Siempre a los luchadores sociales se les persigue, se les fabrican denuncias: a los maestros, a los dirigentes magisteriales, se les ha llegado a acusar de lavado de dinero. ¿Quién hace eso? Un régimen autoritario, un régimen corrupto. ¿Qué autoridad moral pueden tener estos señores, si se han dedicado a violar la Constitución y a violar las leyes?”

El que avisa no es traidor, así como tampoco hay peor sordo que el que no quiere escuchar. Y no estamos escuchando: más allá del resentimiento en contra del partido en el poder, o de quien lo tuvo en el periodo pasado, es preciso entender el mensaje real de López Obrador. Un mensaje que se emite desde la confianza en los puntos porcentuales, pero que se asume desde el estómago: las emociones colectivas han convertido, lo que debería de ser un ejercicio de racionalidad y esperanza en el futuro, en un ejercicio de aprobación sobre la administración actual.

Un ejercicio que resulta terriblemente peligroso, como lo demuestra la declaración citada en el primer párrafo. Andrés Manuel no es tan sólo un sofista, sino que es un embustero que adapta su visión de la realidad, y sus ofertas, de acuerdo a lo que su público le exija: eso es, precisamente, lo que implica ser un populista. Populista, sí, y de los que hay que anotar en la lista: las denuncias a Nestora no las hace un régimen autoritario, sino quienes fueron sus víctimas y aún sufren las consecuencias de los delitos por los que fue acusada, pero que fueron sobreseídos por fallas en el procedimiento. Nestora no es inocente, sino que no pudo ser hallada culpable a pesar de la evidencia. Todo está documentado, los expedientes están en el juzgado, las víctimas están dispuestas a rendir cuanto testimonio sea necesario: López Obrador insiste no sólo en la evidencia de la presunta delincuente, sino que además le achaca las denuncias a un régimen autoritario y mete, en el mismo costal, a otros dirigentes.

“Siempre a los luchadores sociales se les persigue, se les fabrican denuncias”, comienza diciendo y enmarca a Nestora en una categoría inalcanzable: la de los luchadores sociales sujetos a persecución. Y aprovecha para meter a sus otros aliados impresentables en el paquete de los perseguidores: “a los maestros, a los dirigentes magisteriales, se les ha llegado a acusar de lavado de dinero”. “¿Quién hace eso?”, se cuestiona, y se responde a sí mismo, mientras reflexiona: “Un régimen autoritario, un régimen corrupto. ¿Qué autoridad moral pueden tener estos señores, si se han dedicado a violar la Constitución y a violar las leyes?”

Un régimen autoritario, un régimen corrupto. Un régimen —según él— ilegítimo, que ha juzgado a sus aliados —Elba Esther, Napito, Luz y Fuerza, Nestora, los maestros y los dirigentes magisteriales, entre otros— de manera también ilegítima, de acuerdo a sus propias palabras: “¿Qué autoridad moral pueden tener estos señores, si se han dedicado a violar la Constitución y a violar las leyes?”

El que avisa no es traidor. Y menos, aún, cuando las palabras son tan elocuentes: Andrés Manuel está dispuesto no sólo a tratar de destrozar las reformas estructurales, sino también las resoluciones en contra del Sindicato Mexicano de Electricistas, a fin de volver a emplearlos, o a perdonar a los maestros mientras echa para atrás la Reforma Educativa. Más aún; López Obrador, en los hechos, acaba de definir a los primeros beneficiarios de su amnistía: los “luchadores sociales perseguidos por el régimen autoritario” así reconocidos por López Obrador no pueden ser cuestionados por las autoridades. “¿Qué autoridad moral pueden tener estos señores, si se han dedicado a violar la Constitución y a violar las leyes?”

Andrés Manuel habla de purificar la política y cuestiona la autoridad moral de quienes le han precedido como fundamento para la aplicación de la ley. Ya perdonó a Nestora, ya perdonó a los maestros, ya perdonó al SME. Ya hemos visto con quién viene: el que avisa no es traidor. Información Excelsior.com.mx

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