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Adán y Olga

Por Pascal Beltrán del Río

Con once cambios de titular en nueve secretarías de Estado, Andrés Manuel López Obrador es el Presidente que más movimientos ha hecho en su gabinete en sus primeros mil días de gobierno desde Lázaro Cárdenas, quien realizó quince.

Ayer, seis días antes de la presentación del Tercer Informe de Gobierno, se anunció la salida de la Secretaría de Gobernación de Olga Sánchez Cordero –quien regresó al Senado de la República, donde será votada presidenta de la Mesa Directiva– y su reemplazo por el gobernador de Tabasco, Adán Augusto López, quien no tendrá problema para que la Legislatura local le otorgue licencia al cargo.

Hasta ahora, López Obrador ha hecho relevos en las secretarías de Hacienda (2), Medio Ambiente (2), Educación, Seguridad, Bienestar, Comunicaciones, Función Pública, Economía y Gobernación. Las secretarías cuya titularidad ha dejado intacta son Relaciones Exteriores, Defensa Nacional, Marina, Energía, Agricultura, Salud, Trabajo, Sedatu, Cultura y Turismo. Es decir, prácticamente la mitad de las carteras del gabinete han cambiado de encargado.

Después de Cárdenas, ningún Presidente ha hecho tantos cambios en el primer equipo como López Obrador en sus primeros mil días en el poder. Ernesto Zedillo realizó nueve; José López Portillo, ocho; Miguel Alemán, Vicente Fox y Felipe Calderón, siete; Luis Echeverría y Carlos Salinas de Gortari, cinco; Miguel de la Madrid y Manuel Ávila Camacho, cuatro; Gustavo Díaz Ordaz, tres; Enrique Peña Nieto, dos (aunque en el día mil uno hizo seis relevos más); Adolfo Ruiz Cortines, uno, y Adolfo López Mateos, ninguno. En el caso de Tabasco, la entidad natal del Presidente, quien sustituya a López Hernández será el undécimo gobernador en 38 años.

La llegada de López Hernández a Bucareli representará la primera vez desde el sexenio 1970-1976 que el Presidente de la República y el secretario de Gobernación hayan nacido en la misma entidad, pues Luis Echeverría y Mario Moya Palencia eran ambos capitalinos. Antes de ese par, hay que remontarse al periodo 1952-1958 para encontrar un caso similar, con los veracruzanos Adolfo Ruiz Cortines y Ángel Carvajal Bernal.

Otros que dejaron la gubernatura de sus respectivos estados para ocuparse de Gobernación son los propios Ruiz Cortines y Carvajal Bernal, así como Fernando Gutiérrez Barrios, Patrocinio González Garrido, Francisco Ramírez Acuña y Emilio Chuayffet. Por cierto, el único de ellos que terminó el sexenio en el cargo fue Ángel Carvajal, todos los demás salieron antes de Bucareli, para bien o para mal.

Antes de hacer público el nombramiento de su paisano, López Obrador se había reunido con él, el viernes pasado, en su finca de Palenque, donde seguramente le anunció su decisión. Dicha reunión pasó inadvertida para la mayor parte de los observadores políticos. Bien decía Manuel Buendía que “todo está publicado en los periódicos, sólo hay que saber leerlos”.

El regreso de Sánchez Cordero al Senado –algo que se rumoraba desde hace dos meses– ocurre con la encomienda de operar las reformas que el Presidente enviará al Congreso desde el inicio de la 65 Legislatura. Hay quien lo interpreta como un refuerzo, pero también como una coadjutoría para el líder senatorial Ricardo Monreal, quien ha tenido una relación de altibajos con López Obrador.

Recientemente, el Presidente sustituyó a Monreal con Sánchez Cordero para negociar con la oposición la convocatoria a un periodo extraordinario de sesiones para aprobar la Ley de Revocación de Mandato, pero ni así fue posible conseguir el solitario voto que necesitaba el oficialismo.

Suena poco real que la razón para el relevo en Bucareli haya sido cumplir el deseo de Sánchez Cordero de volver al Senado, como dijo el Presidente al hacer el anuncio. En política, los deseos que se cumplen son los del jefe, no del subalterno.

Aquí lo que parece, más bien, es que López Obrador necesitaba otro perfil en Gobernación –por ejemplo, alguien que ha priorizado las obras emblemáticas del sexenio–, así como poner a una persona de mayor confianza para él en una posición relevante en el Senado. Desde luego, Monreal no está manco y su habilidad y su peso político alcanzaron sobradamente para mantenerse al frente de la bancada de Morena y en el asiento de conductor de la Junta de Coordinación Política. Información Excelsior.com.mx

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