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¡Ay, Jalisco!

Por Pascal Beltrán del Rio

Desde que hay elecciones presidenciales competitivas en México —de 2000 a la fecha—, quien ha ganado esa contienda también ha ganado Jalisco.

Con el sorpresivo reclutamiento, anunciado ayer, de Alberto Uribe Camacho —alcalde con licencia de Tlajomulco—, Andrés Manuel López Obrador parece haber reconocido que si quiere llegar a la Presidencia tiene que tratar de ganar Jalisco.

En la elección de 2000, Vicente Fox se llevó el estado con un millón 392 mil 535 votos (53.06%). En segundo lugar quedó el priista Francisco Labastida, con 941 mil 962 (35.89%), y en tercero, el perredista Cuauhtémoc Cárdenas, con 163 mil 269 (6.22%).

En 2006, Felipe Calderón se impuso en Jalisco con un millón 435 mil 334 sufragios (49.31%). Le siguieron el priista Roberto Madrazo, con 705 mil 925 (24.25%), y López Obrador, con 559 mil 266 (19.21%).

En 2012, Enrique Peña Nieto ganó el estado con un millón 362 mil 790 votos (39.97%). En segundo lugar llegó la panista Josefina Vázquez Mota, con un millón 98 mil 252 (32.21%) y en tercero López Obrador, con 769 mil 771 (22.58%).

Es decir, en las dos elecciones presidenciales que ha participado, López Obrador ha quedado en tercer lugar en el estado de Jalisco, aunque entre su primera y segunda participación subió su resultado en 210 mil votos y su porcentaje en tres puntos.

En 2006, Jalisco representó una desventaja para López Obrador frente a Calderón de 876 mil votos o 30 puntos porcentuales. En 2012, la diferencia respecto de Peña Nieto fue de 593 mil o 17 puntos.

En resumen, a López Obrador le ha ido mal en Jalisco como candidato presidencial.

Por eso, el reclutamiento de Uribe, que representó el primer éxito de Marcelo Ebrard como coordinador de la circunscripción uno, que incluye otros tres estados de las características de Jalisco. Es decir, estados que siempre ha ganado el candidato que llega a Los Pinos. Éstos son Baja California, Chihuahua y Sonora.

Uribe había sido enlistado como coordinador de la campaña para gobernador de Enrique Alfaro, el alcalde con licencia de Guadalajara, en cuya zona metropolitana está el municipio de Tlajomulco.

En un mensaje de WhatsApp, el miércoles por la noche, Uribe me confirmó que se iba con López Obrador, como coordinador regional en Jalisco, y dijo que su propósito era ayudar al tabasqueño a “sacar la votación más alta” en el estado.

Ayer, en entrevista con Imagen Radio, antes de su conferencia con los medios, aceptó que ha sido crítico de López Obrador, pero que sentía la obligación de participar en la lucha por una “verdadera alternancia”. A pregunta expresa, admitió que su paso a la campaña de AMLO había provocado molestia en Alfaro, pero precisó que “yo no me voy de candidato a gobernador, sino de coordinador estatal”.

Hace meses, Uribe me había dicho que él deseaba reelegirse como alcalde de Tlajomulco, donde había logrado reconocimientos por la disciplina fiscal del municipio. Ayer me comentó que dicha intención había sido anulada por la dirigencia nacional de Movimiento Ciudadano (MC), partido por el que había sido postulado, y se quejó de que la ley impide a quienes desean reelegirse ser candidatos por otro partido.

De ser precisa esa especie, la dirigencia de MC se habría dado un tiro en el pie al impedir a Uribe reelegirse como alcalde y obligarlo a coordinar la campaña de Alfaro, quien es considerado, desde hace meses, como el próximo gobernador de Jalisco. “Hoy —me dijo en la entrevista—, Alfaro y yo estamos en bandos diferentes: él apoya a (Ricardo) Anaya y yo a Andrés Manuel”.

A juicio del ahora coordinador estatal de la campaña de López Obrador, el tabasqueño tendrá que dar un enorme salto. “Le ha costado mucho trabajo el voto en Jalisco. Si quiere ganar el estado tendrá que doblar su votación”.

Jalisco, que parecía terreno sólido para Ricardo Anaya —por la fuerza local del PAN y la alianza con MC—, podría ser ahora otro escenario de disputa de la batalla por la Presidencia de la República.

Buscapiés

“Las encuestas no le dicen a la gente por quién votar. No porque un candidato encabece las encuestas quiere decir que él va a ganar. Hay ejemplos recientes de ello: en la elección presidencial de Estados Unidos, la sociedad iba para un lado y los medios y los especialistas, por otro. Pocos pensaron que iba a ganar Trump. E igual pasó con Macri, Kuczynski y el referéndum del proceso de paz en Colombia. La verdadera encuesta es la del día de las elecciones. Hasta entonces, no se sabe”.

Daniel Ivoskus, presidente de la Cumbre Mundial de Comunicación Política, en entrevista con Imagen Radio. Información Excelsior.com.mx

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