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De Veytia a Layín

Por Yuriria Sierra

Esta es la historia de un vendedor de herramienta usada que luego fue chofer de autobuses y se convirtió en uno de los hombres más poderosos de toda una región, empezando por Nayarit, y que surge luego de una investigación realizada por mi compañero Marcos Muedano, misma que presenté el miércoles y ayer en Imagen Televisión. Édgar Veytia, el llamado “fiscal de hierro”, llegó al estado en la década de los 90, se instaló en la colonia El Toreo, en Tepic. Viviendo sin recursos, tenía que pedir “aventones” para ir a Compostela, localidad de donde son los padres de Olimpia, su esposa. Para tener una fuente de ingresos, Veytia vendió herramienta usada que traía de Tijuana. “Se venían él y su esposa, y no recuerdo si uno o dos de sus hijos. Se venían con nosotros en el camión de pasaje de Compostela, y también se iba, porque él, entonces, no tenía carro particular. Ya al tiempecito se compró una camioneta Chevrolet…”, dijo un testimonio que sustentó esta investigación.

Fue así como Veytia tejió amistades con conductores y dueños de autobuses. No sólo les vendía la herramienta, también lavaba y realizaba trabajo de mecánica en las unidades. Luego fue cobrador de pasaje de transporte público. Pero en 1999, cuando su esposa recibió de su padre una concesión de un camión Mercedes Benz, en la ruta Tepic-Compostela, conoció lo que era tener un ingreso seguro, pues obtenía 300 pesos de ganancias al día. Esto le permitió comprar otro autobús. Después fundó Operadora de Pasajes y Turismo S.A de C.V, regularizada por Ernesto González Pantaleón para operar en la ruta Compostela-Tepic y en Puerto Vallarta, Jalisco; la empresa más tarde sería una vía para lavado de dinero.

Las puertas de la política estatal se le abrieron en 2008, cuando en la campaña por la alcaldía de Tepic, Roberto Sandoval lo conoció y con el trabajo que Veytia realizó en el sector transportista, luego de la elección fue nombrado director de Tránsito y Vialidad municipal: “él sabía temas del transporte y empezó como director de tránsito municipal. Poco a poco avanzó y, en el tema de la violencia, cuando se vino muy fuerte hace seis años (…), él se enfrentó a la delincuencia, cuando llegué a ser gobernador fue subprocurador, después de la Fiscalía tomó posesión como fiscal…”, dijo Sandoval hace unos días a Joaquín López Dóriga. Lo que Sandoval dice que nunca supo es que a través de aquellos camiones que Veytia y su empresa operaban se traficaba droga. Esta labor era realizada por Arturo Cano, El Gordo. Para el gobernador, de Veytia hay un antes y un después luego de la detención de su exprocurador y compadre, porque el mandatario estatal apadrinó los XV años de la hija del hoy detenido.

Luego de conocer esa historia, resulta inaudito pensar que nadie vio ni supo nada del “Narcofiscal”. Al menos no las autoridades. Porque los nayaritas de a pie dicen otra cosa. En la segunda parte de la investigación de Muedano, con base en testimonios se logró un registro de la manera en que Veytia abusó de su poder y cuyas formas nada tienen que ver con ese eficiente funcionario del que hablaba el gobernador. Robo de ganado, terrenos, comercios, autobuses y concesiones del transporte público, pero también homicidios, secuestros y extorsiones son algunos de los delitos que cientos de nayaritas trataron de denunciar, sin éxito. Y es que, ¿cómo podían denunciar al titular de la Fiscalía si todas las carpetas de investigación tenían que pasar por sus manos?

Sería muy ingenuo pensar que el caso de Veytia es uno en un millón. Es imposible creer que el narco opere con tal alcance sin la ayuda de manos de los gobiernos. Por eso, como decíamos ayer, varios personajes, hoy en funciones o bajo el ojo público, han optado por desmarcarse. Hilario Martínez, Layín, dijimos, es uno de ellos. Y es que cómo no quedarse callado, si hay montañas de dudas sobre él. Si bien lo conocemos como “el que robó poquito”, luego de esa desafortunada y cínica declaración le hemos visto otros momentos polémicos: se gastó un dineral en su autofestejo de cumpleaños y hay registro de un desfalco por 224 mdp dentro del presupuesto que pasó por San Blas durante su alcaldía, pero eso no ha impedido que detenga sus derroches. Hasta le mandó un automóvil de cumpleaños a Rubí. ¿De dónde sale todo ese dinero? ¿De dónde paga todos sus nada modestos gastos? ¿De dónde sale para poner en marcha su candidatura independiente por la gubernatura? Porque Nayarit hoy, al igual que Guerrero, Michoacán, Tamaulipas y Veracruz, parece que ya es totalmente territorio narco…

Fuente: Excelsior.com.mx

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