domingo , abril 28 2024
Home / Opinión / El liderazgo político en tiempos extraordinarios

El liderazgo político en tiempos extraordinarios

Por Pascal Beltrán del Río

Tanto en la física como en la política es inexacto decir que sólo existe lo que se ve.

Hay cosas que están ahí, aunque no se puedan ver, como los átomos y las partículas subatómicas.

Pasarían dos mil 500 años después de que Leucipo y Demócrito supusieron la existencia del átomo hasta que investigadores del Instituto de Física y Tecnología de Kharkov, Ucrania, lograron fotografiar uno. El átomo siempre estuvo ahí, aunque nadie lo viera.

Del mismo modo, un británico de a pie no veía a su primer ministro, Winston Churchill, durante la Segunda Guerra Mundial, ni sabía que éste operaba desde un búnker subterráneo, pero no necesitaba verlo para saber que estaba ahí.

El presidente Andrés Manuel López Obrador tiene una manera de ver la política que parece inspirada en el apóstol Tomás: hasta no ver, no creer.

Desde que comenzó la contingencia por el coronavirus, López Obrador se ha negado a seguir las recomendaciones del sector salud: no saludar, guardar distanciamiento social y quedarse en casa.

El lunes, en la conferencia mañanera, criticó a quienes “quieren que se mantenga el mismo régimen de corrupción, por eso quisieran que yo desapareciera ya, que me vaya a retiro, a cuarentena”.

Y agregó: “Imagínense, en política nunca hay vacíos de poder, siempre se llenan. Si no hay conducción, pues entonces les dejamos el terreno a estos irresponsables, conservadores corruptos”.

Para López Obrador, no puede haber conducción en la lucha contra el coronavirus a menos de que él aparezca diario en las mañaneras. Tampoco puede hacerse una carretera o equiparse un hospital si él no lo supervisa en persona.

Horas después de ser nombrado primer ministro, el 10 de mayo de 1940, Churchill visitó el búnker debajo del edificio del Tesoro, en el área de Whitehall de Westminster, y declaró que desde ahí conduciría la guerra de su país contra la Alemania nazi. Desde ahí dirigió cuatro famosos mensajes radiales a sus conciudadanos, para fomentar el heroísmo y el sacrificio. Ahí también sostuvo más de cien reuniones de gabinete, hasta el final de la guerra.

La pandemia del coronavirus es la peor calamidad que ha ocurrido al mundo desde la rendición de las potencias del Eje en 1945. Tan es así que, el pasado fin de semana, el gobierno británico instaló centros estratégicos de coordinación a lo largo del país para distribuir ayuda a los ciudadanos contra el brote, algo que no sucedía desde la Segunda Guerra Mundial.

En aquel conflicto, el presidente Manuel Ávila Camacho puso México a tono de las circunstancias. Suspendió las garantías individuales y nombró como secretario de la Defensa Nacional a su antecesor, Lázaro Cárdenas, quien se desplazó a Bahía Magdalena, Baja California Sur, para preparar la respuesta a un eventual desembarco japonés.

Da la impresión de que López Obrador no ha comprendido la magnitud del reto de los tiempos que le tocó gobernar. Su desafío a los “conservadores”, en el sentido de que mantendrá la construcción de las obras insignia de su gobierno y no cambiará el curso de la Cuarta Transformación, les guste o no, revela que, para él, el mundo sigue siendo el mismo de hace dos años, cuando fue elegido Presidente.

Asimismo, su tardanza en dar a conocer un plan económico para hacer frente a la recesión mundial que ha provocado el coronavirus, mediante la paralización de actividades productivas, lo muestra ante el mundo como un hombre que no está atento a la realidad global y cree que México puede aislarse de la tormenta y poner a salvo a las empresas mediante créditos de 25 mil pesos.

Los británicos de la primera mitad de la década de los años 40 no veían a su líder, pero sabían que se encontraba allí. En cambio, los mexicanos de hoy –insomnes, angustiados y llenos de incertidumbre– pueden ver al suyo todos los días, pero no pueden estar seguros de que esté ahí.Información Excelsior.com.mx

Compartir en:

Check Also

Cuando la ley electoral se reforma para acabar con la democracia

Por Pascal Beltrán del Río En un lapso de cuatro años, desde su Marcha sobre …

Deja un comentario