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La marcha de Monreal

Por Pascal Beltrán del Rio

Cuando Ricardo Monreal tomó distancia del movimiento de Andrés Manuel López Obrador, a finales de agosto de 2017, inconforme por la forma en que se aplicó la encuesta para decidir la candidatura de Morena para la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, muy pronto recibió ofrecimientos del ya inminente Por México al Frente —la alianza de PAN, PRD y MC— y hasta del propio PRI para que los representara en la contienda electoral.

Habían pasado más de dos meses desde que Morena había anunciado el resultado de ese sondeo, dando el triunfo a Claudia Sheinbaum, sin entrar en mayores explicaciones sobre la metodología empleada.

Las posibilidades de Monreal para convertirse en jefe de Gobierno parecían fortalecerse, pues el sismo del 19 de septiembre había sacado a la luz los descuidos con que la delegación Tlalpan, a cargo de Sheinbaum, enfrentó las repetidas denuncias sobre irregularidades de construcción en el Colegio Rébsamen, que se derrumbó por el terremoto y dejó 26 personas fallecidas, entre ellas 19 niños.

El zacatecano escuchó los ofrecimientos para ser candidato por otros partidos, pero también recibió una llamada de Andrés Manuel López Obrador invitándolo a platicar.

La reunión se dio en el marco de una gira del aspirante presidencial por la Sierra Gorda de Querétaro y la Huasteca Potosina. De entrada, López Obrador dijo a Monreal que no quería que se fuera del partido.

—No me necesitas, Andrés —replicó Monreal. Morena va muy adelante en las encuestas.

—No me puedo arriesgar —se sinceró López Obrador. Necesito que sigas aquí.

Acordaron darse un tiempo para reflexionar. Por esos días, a principios de noviembre, en una entrevista para Imagen Radio, Monreal me había dicho que aún no había tomado una decisión.

Por fin, el día 12, después de diez semanas de incertidumbre, López Obrador anunció públicamente que Monreal se quedaría en Morena.

El exgobernador de Zacatecas lo confirmó el 20 de noviembre, en un video que subió en sus redes sociales.

“He decidido continuar en la organización social y política que contribuí a formar, he resuelto mantenerme y seguir luchando desde Morena.

“Lo hago por congruencia, atendiendo a la historia y a la lucha que millones de mexicanas y mexicanos hemos dado durante los últimos 20 años. Considero que, ante la crisis del país, no son momentos para el titubeo ni la indefinición”.

Cuando Monreal perdió la candidatura de Morena al Gobierno de la Ciudad de México, estaba muy decidido a aceptar la propuesta que la alianza PAN-PRD le planteó, pero resolvió primero aceptar la propuesta de diálogo que le hizo Andrés Manuel López Obrador, con quien siempre ha tenido un canal directo de comunicación.

Hoy se sabe que López Obrador le ofreció el poder del Legislativo durante su gobierno. Desde ese entonces pactaron que Monreal sería el líder de la bancada de Morena en el Senado y que él tendría el primer lugar de confianza en el Legislativo.

Por eso no le hicieron mella los intentos de arrebatarle la coordinación. El acuerdo fue firme desde un primer momento, porque ésa es la relación de ambos: confían en la palabra política del otro.

En la reciente aprobación en el Senado de la reforma constitucional para dar vida a la Guardia Nacional —una de las principales promesas de campaña de López Obrador—, Monreal logró transformar una inminente derrota para la propuesta presidencial en una aprobación por unanimidad, que obtuvo elogios de la clase política en su conjunto y de algunas de las organizaciones sociales que habían denunciado que detrás de los cambios legislativos había un intento de militarización.

El propio López Obrador, quien había denunciado que los cambios a la minuta que proponía la oposición eran un intento de hacer fracasar a su gobierno en las tareas de seguridad, rectificó sus puntos de vista al día siguiente de la aprobación del dictamen, por 127 votos a favor y ninguno en contra.

El Presidente también terminó por elogiar los acuerdos suscritos por Monreal con los coordinadores de la oposición.

De esa manera, Monreal consolidó su posición en el movimiento que encabeza López Obrador. Y lo hace en momentos en que los más conspicuos aliados del tabasqueño sufren por un bajo desempeño en sus funciones, como la jefa de Gobierno capitalina Claudia Sheinbaum y el canciller Marcelo Ebrard.

Aunque el sexenio es aún muy joven, pareciera que Monreal se repuso ante la pérdida de la candidatura al gobierno de la Ciudad de México. Ganó perdiendo. Información Excelsior.com.mx

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