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Si la oposición está moralmente derrotada, si el pueblo bueno ya eligió el cambio, si la concentración ciudadana del domingo será un petardo y sus motivaciones perversas y delictivas, como acusa el presidente López Obrador, ¿entonces, por qué le tiene tanto miedo?
Miles de ciudadanos mostraremos fuerza colectiva; seremos suma de individuos libres para defender la democracia, para dejarle claro al populista de Palacio que el voto no se toca; sentiremos bonito provocar a AMLITO.
En cambio, el presidente, endemoniado, está ofendido a rabiar; impone el “Plan B” que no se toca; escupe autoritarismo, discriminación, agresión, insulto e intimidación; solo acepta a sus adeptos, payasos de su circo que lo alaban como dios.
¿Que la concentración del domingo podría superar a la del 13 de noviembre? Entonces hay que exhibir a los reaccionarios unidos que serán vencidos; difundir que la convocan Calderón y Fox, a quienes no abruma defender a García Luna.
Hasta se decreta una sospechosa contingencia ambiental, provocada por la disidencia sulfúrica. ¡vaya coincidencia!
El predicador, López Obrador, muere de pavor; teme no heredar su tiranía; prefiere secuestrar la democracia; imponernos demagogia como nueva enseña nacional, con notas de cántico marcial.
Qué peligroso es ese oso.
Información Radio Fórmula