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Su valentía les salvó la vida; la adrenalina lo impulsó metro y medio

CIUDAD DE MÉXICO.

Sin dudarlo, Mauricio Enriquez saltó del edificio de Álvaro Obregón 286 al inmueble de al lado con una bebé de cuatro meses en brazos.

Romine, es la hija de Gwen y Nico, los directores de la empresa Proactive-Strategies para la que trabaja desde el 2012 como coordinador de idiomas.

El día del sismo, que colapsó el edificio, la bebé se encontraba en el sexto piso.

“Vi cómo Nico y Gwen estaban tratando de sacar a la bebé de la carriola, después llegamos a la escalera de emergencia, esa escena la recuerdo muy bien: cómo los tornillos empezaron a forzarse hasta que se escuchó un estruendo muy fuerte, e hizo un movimiento como de resortera; en ese momento lo único que pude hacer fue agarrar a Gwen con la bebé y agarrarme como de una columna que estaba de metal y fue cuando se estaba cayendo el edificio”, narró.

Gwen, la bebé, Nico, Mauricio y otros cinco de sus compañeros quedaron suspendidos sobre la escalera de emergencia que fue lo único del edificio de Álvaro Obregón 286 que no colapsó. Entre ellos iba Paco, que al saltar hacia ella, mientras el edificio se venía abajo, perdió un pie.

“Estábamos en el sexto piso y hasta abajo la escalera se empezó a doblar , entonces quedamos como chuecos, pero no se cayó; no había nadie abajo de nosotros, no sabíamos si la gente de los pisos de abajo se había quedado adentro o salieron por las escaleras de en medio. Me acuerdo de la cara de Gwen y Romine, de cómo le pusieron un torniquete a Paco para que no se desangrara. Al principio no sabíamos qué hacer, entonces nos acordamos que Karenina que era la jefa de brigadistas y la gerente de operaciones, lo que nos había dicho siempre era que teníamos que esperar ahí, hasta que alguien fuera por nosotros”, explicó.

Entonces estuvieron aferrados a la escalera de emergencia unos minutos, hasta que empezó un intenso olor a gas y tuvieron que tomar una rápida decisión.

“El olor a gas era insoportable y lo primero que pensamos fue en la bebé, si un adulto no puede aguantar mucho tiempo el olor a gas, menos ella y entonces al parecer nuestra única opción era saltar al edificio de al lado. Dije ‘nos saltamos’, parecía de película, pero había que hacerlo”, contó.

Era más o menos un metro y medio lo que tenían que saltar. El primero en hacerlo fue Mauricio.

“Le digo a Gwen que me pase a la bebé, me la da y salto, luego la pongo en el piso, y como pudimos pasamos a Paco, luego poco a poco empezaron a pasar todos los demás” narró Mauricio Enriquez.

Ya en la azotea del edificio de al lado, todavía tenían que hacer un salto más, prácticamente un piso entero hacia abajo para llegar hasta las escaleras que los sacaran a la calle .

“Entonces, en ese momento, Gwen salta pero se fractura los talones y se lastima la columna, y un amigo tuvo que bajarla en su espalda, yo traía a la bebé y otros traían a Paco; lo que hicimos fue bajar, salir y cruzarnos hacía el camellón”, detalló.

Alrededor de la 1:39 de la tarde por fin estaban a salvo, atestiguando la escena del edificio en el que trabajaban completamente derrumbado. Ahí Gwen, tirada sobre el camellón, comenzó a limpiar a su bebé, quitarle el polvo de sus ojos y de su cabecita.

“Romine nunca lloró, nos impresionó. Ella lloraba cada vez que alguien que la estaba cargando se sentaba, entonces siempre cuando la cargábamos nos parábamos, pero esta vez estuvo muy muy tranquila. Recuerdo sus ojitos todo el tiempo bien abiertos”, relató.

Mauricio, todavía no entiende cómo fue que en medio de esta tragedia se convirtió en un héroe, porque su pavor a los sismos es tal que ha tenido que tomar terapia para superarlo.

“No sé si fue la adrenalina o qué es lo que me hizo sacarlos de las escaleras y decir ‘vámonos’. Me considero un sobreviviente, y pienso que si yo estuviera en ese momento con un hijo pues la verdad que alguien me ayudara estaría muy padre y creo que hice lo que cualquier persona habría hecho.

“Estimo mucho a Nico y Gwen y cada vez que llevaban a la bebé me dejaban cargarla y sonreía y entonces verla que está viva y tratar de cuidarla en el momento que pasó todo, fue increíble”, contó Mauricio.

Abajo, los sobrevivientes del piso 6 comenzaron a tratar de investigar dónde estaban el resto de sus compañeros. .

Karenina, Deyadira y Jesús fueron los tres integrantes de Proactive- Strategies que no alcanzaron a salir del edificio y murieron. Óscar, el mejor amigo de Mauricio fue rescatado de entre los escombros seis horas después del sismo. Paco, quien perdió su pie, ya fue dado de alta del hospital y está con todas las ganas de volver trabajar.

Gwen se recupera en casa. Y Romine, la bebé, se encuentra sana y salva.

​ TRAS 10 DÍAS LA ESPERANZA SE DILUYE
Las horas siguen corriendo y con ellas la esperanza en los familiares del edificio de Álvaro Obregón 286 disminuyen.

La búsqueda de personas bajo los escombros continúa y en el lugar hay decenas de personas que aguardan la oportunidad de abrazar aún a sus seres queridos.

Omar Acosta tiene más de una semana buscando a su hermano Erick, quien al momento del derrumbe del inmueble de la colonia Roma se encontraba laborando.

“Yo lo que le digo hoy a mi hermano es que no se preocupe. Nos quedamos con muy buenos recuerdos de él, como familiares y amigos, que no se vaya con la preocupación de su hija, aquí vamos a estar muy pendientes de ella. Lo amamos mucho, nos deja un gran vacío en nuestras vidas, pero son más los bonitos recuerdos que las malas cosas”, recalcó.

El motivo de Erick era precisamente Vanessa, su hija, que apenas cumplirá un año y que, a decir de Omar, todavía desear estar en brazos de su padre.

Erick era solidario y esa misma actitud permitió que sus familiares supieran en dónde estaba al momento del colapso. Información Excelsior.com.mx

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