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¿Cuántos más, Andrés Manuel?

Por Víctor Beltri

México navega por aguas ignotas, en donde la única certidumbre es la catástrofe ocurrida en otros países, cuyos aciertos y errores son los —escasos— puntos de referencia con que contamos. Es imposible saber lo que pasará a continuación: la duración de la crisis, el número de fallecidos o el impacto en la economía y los servicios públicos. Lo que sabemos es muy poco, en realidad, y se desprende de lo que vemos en las demás naciones, en donde la situación se salió de control a partir de hechos concisos.

En Corea del Sur, por ejemplo, la enfermedad había sido contenida, con éxito, aislando a los pacientes infectados y monitoreando a los cientos de personas con las que habían interactuado en los días recientes. Todo funcionaba, hasta que el paciente 31 —una mujer que no se sabe cómo la contrajo— se internó por otras razones en un hospital, acudió a la iglesia en un par de ocasiones y comió en el buffet de un hotel —ya con fiebre— antes de ser diagnosticada en otro hospital: un mes después, el 80% de los casos del país estaban relacionados con dicha paciente. En Uruguay, por su parte, la emergencia sanitaria fue decretada después de que una diseñadora de modas, tras viajar por España e Italia, acudiera a una boda con más de 500 invitados —la misma noche de su regreso— para ser diagnosticada posteriormente: unos días más tarde, los casos se multiplican.

En España se actuó tarde, con medidas paulatinas —definidas por cada autonomía— que no fueron eficaces, a pesar de que el vocero oficial aseguraba que todo estaba en orden, y se siguieron permitiendo las aglomeraciones a pesar de que el virus ya estaba presente. “No cometan los mismos errores con la evaluación que nosotros”, advirtió el exprimer ministro italiano Matteo Renzi. “Continuar yendo al teatro o al museo es una buena reacción ante un ataque terrorista, pero frente a un virus tenemos que evitar acudir a lugares públicos. Así que no pierdan tiempo. Italia perdió el tiempo y ese fue nuestro error. Por favor, no lo cometan ustedes”.

La advertencia no es en vano. En Italia el sistema de salud universal —suficiente hasta entonces, en términos europeos, para toda la población— colapsó ante la cantidad de casos registrados al mismo tiempo, y llevó al país a una situación de guerra en la que se han tenido que tomar decisiones de vida o muerte que, ahora se sabe, podrían haber sido evitadas con medidas de confinamiento absoluto, que fueron descartadas —en su momento— por el costo político que implicaban, aunque terminaron por ser adoptadas de cualquier manera dada la gravedad de la situación.

Una situación apremiante, como parece haber entendido el gobierno norteamericano que, apenas el día de ayer, prohibió las reuniones de más de 50 personas para evitar la propagación del virus. Una situación que obliga a cuestionarnos —más allá de las preferencias políticas— la pertinencia de las decisiones del Presidente de la República, en lo que —sin duda— es la crisis más grave que hayamos tenido que enfrentar en mucho tiempo. Decisiones equivocadas.

Los errores del Presidente costarán muchas vidas, no sólo por el tiempo perdido en fruslerías —como la rifa—; por el desmantelamiento del sistema de salud —que funcionaba— o por la falta de arrestos para tomar decisiones difíciles —a pesar de la mayoría que lo respalda—. Los errores del Presidente costarán vidas, también, tan sólo por la satisfacción de un ego insaciable.

Un ego insaciable que le llevó a una de las regiones más pobres de México, en donde ignoró las precauciones más elementales no para su protección, sino para la de quienes lo rodeaban sin darse cuenta de que un solo contagiado, en tales condiciones de marginalidad, es una sentencia de muerte para la comunidad entera. “La gente en la Costa Chica está entusiasmada, alborotada y feliz”, escribió en un tuit que acompaña un video de seis minutos en el que abraza y besa a cientos de personas que, de enfermarse, no tendrán la menor oportunidad. La cuenta de decesos comenzó ayer por la tarde, en una pesadilla que apenas está comenzando.

¿Cuántos más, Andrés Manuel?

Información Excelsior.com.mx

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