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En un minuto hay muchos días

Por Yuriria Sierra

Una de las estampas más comunes se convirtió ayer en una postal histórica. ¿Cuántas veces acudimos al médico o a una clínica a que nos apliquen una vacuna? ¿Cuántas veces en la infancia lloramos frente a la enfermera y le suplicamos para evitar el piquete? Qué importaba la enfermedad que estuviéramos previniendo, la escena era siempre la misma. Es una anécdota común, compartida por millones. Sólo que ahora será una imagen que, en unos años, compartirá la humanidad entera. Esa jeringa con la primera dosis contra el coronavirus, y que ayer fue centro de los reflectores del mundo, no es sólo una vía de inmunidad contra una enfermedad que desconocíamos hace un año, es también una puerta para retomar esa vida que nos interrumpió.

Margaret Keenan, la mujer británica próxima a cumplir 91 años y la primera en recibir la vacuna de Pfizer y BioNTech, aseguró que primero creyó que todo era una broma, pero después, al aterrizar en el momento, consideró que el suyo era un primer paso para acabar con ese virus que nos confinó, que acabó con nuestra libertad hasta para dar un abrazo. Vaya enemigo tan dolorosamente cruel.

Y el segundo británico en recibir la vacuna, portando ese nombre que ya pasa a la historia por partida doble. William Shakespeare, de 81 años, Patient 2B or not 2B, como celebraron en redes la coincidencia, sonrió a las cámaras de televisión con la certeza de que ese momento que protagonizó, lejano a los héroes trágicos del dramaturgo, es una posibilidad para el resto del mundo.

Tardaremos meses, pero hemos aguantado, a pesar de las trampas del género humano que hacen a muchos ignorar las recomendaciones sanitarias. Estamos listos para aguardar nuestro turno en el plan de vacunación. Reino Unido ya empezó; Rusia se adelantó, porque es fiel a su propia agenda. Y México, logró integrarse a ese ritmo que exigía el mundo. Tal como avanzaban los proyectos de inmunización, el trabajo en la Secretaría de Relaciones Exteriores se alistó para poner a nuestro país en la ruta de ensayos y distribución. Marcelo Ebrard negociaba al mismo tiempo que aseguraba insumos médicos para la atención de pacientes. Trabajo diplomático por encima del político con la finalidad de abonar a la estrategia contra la pandemia del país, garantizar el rápido acceso a las vacunas, porque no sólo es la de Pfizer, son también las de AstraZeneca-Oxford, CanSino, y varias más, las que están prontas a llegar a nuestro país, para engrosar el alcance del plan de vacunación presentado este martes. Si todo va como se planea, en 16 meses, 7 de cada 10 mexicanos habrán recibido la inmunización contra el covid-19. Para ese entonces, la vida que anhelamos, la que extrañamos, tendrá que ser un cotidiano recargado, alimentado por las tantas lecciones aprendidas durante este año, este 2020 que nos obligó a la distancia.

Un colega en la televisión británica, Matt Hancock, lloró al transmitir el instante en que Bill, o sea, William Shakespeare, recibía la vacuna. Tanto trabajo detrás, el del personal de salud que no ha parado en la atención de pacientes y el de los especialistas que apresuran estudios para entender al virus y erradicarlo, acuñado en una jeringa que se aplica en cuestión de un minuto. Y, como dijo la Julieta del primer Shakespeare: “en un minuto hay muchos días”… y el de ayer, fue uno lleno de esperanza. Información Excelsior.com.mx

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