La bronca de El Bronco

Por Yuriria Sierra

“Hubo transa. Desde el inicio de la campaña hicieron trampa. La sombra de la corrupción se placeó todo el tiempo frente a los mexicanos y de la mano de los candidatos. Y no por los escándalos de los últimos años y distintos personajes, sino porque el ganador de la elección hizo trampa…”. El escenario está puesto para que escuchemos tal argumento a partir de que el INE ofrezca los primeros resultados de la elección la noche del 1 de julio. Gane quien gane, el nombre que sea, fulano o zutano, tendrá detrás la sombra de “la trampa” con la que habría llegado un independiente a la boleta. ¿O qué mensaje da la resolución del Tribunal Electoral que permite la llegada de El Bronco a la boleta electoral, a juzgar de la opinión de un importante número de intelectuales y de ciudadanos? ¿Cómo podrán argumentar al personaje que sea y que dude del resultado? El Tribunal encargado de calificar el proceso, de validarlo, ordenó al INE subir el nombre de quien tuvo más firmas inválidas que válidas. A pesar de las investigaciones periodísticas que documentaron el uso de tiempo, recursos y personal del gobierno de Nuevo León para recabar firmas; a pesar de que las miles de inconsistencias, de las fotocopias… a pesar, pues, de la trampa, Jaime Rodríguez Calderón fue víctima de la ley: se le violó su “debido proceso” y no tuvo una audiencia para revisar su caso frente al INE. Para el Tribunal, eso le da derecho a estar en la contienda presidencial. El tema es que, independientemente de las consideraciones legales con las que los magistrados emitieron su fallo (e incluso si efectivamente El Bronco no actuó de mala fe ni hizo trampa y por eso la “luz verde”), al final, la percepción que ya se construyó en torno a su candidatura es que “llegó a la boleta haciendo trampa”.

A ninguno de los candidatos le entusiasmó la llegada de El Bronco a la boleta. Acaso, sólo a Ricardo Anaya “le dio lo mismo”, según sus propias palabras. “Ellos quisieran no tener competidores. Quisieran dormir solitos, pero nadie es dueño de la voluntad de nadie. No se deben de preocupar, porque dicen que estoy en cero, no les voy a hacer daño (…) Siempre me gusta, como los caballos de carrera, salir atrás, para verles el trasero a los que van adelante, para verles y luego enseñarles el mío cuando ya voy a ganar. Recuerda que en Nuevo León empezamos de cero, me ponían con dos puntos. Hoy tenemos cinco, creo que voy mejor y creo que tenemos posibilidad, ochenta días serán muy intensos para mí, pero estoy preparado, tengo condición física, condición mental y un equipo muy preparado para sacar las cosas (…) Voy a ir por la franja que ellos no tienen. Voy a ir por los atrevidos, por aquellos que ya están hasta el tronco, como decimos acá en el norte…”, me dijo ayer Jaime Rodríguez Calderón, El Bronco, en entrevista en Imagen Televisión. Muchos mexicanos pensarán que cuál es la necesidad de manchar un proceso electoral que, de por sí, tiene complicadas aristas.

“No estoy de acuerdo en la decisión, pero hay que acatarla (…) Se saltaron los requisitos, el Tribunal sabe que no cumplió, pero es el reflejo de la justicia de nuestro país. Estoy en desacuerdo. Lamento que lo que esto genera en términos de incertidumbre electoral en un proceso tan crítico como el que estamos viviendo, pasando en el 2018, en un momento en el que las instituciones deberían ser serias (…) No es una sentencia contra mí, pero no me afecta, somos muy diferentes…”, me dijo la otra aspirante independiente, Margarita Zavala, también en entrevista.

El Tribunal también dio diez días a Armando Ríos Piter para revisar su caso, más grave aún que el de Rodríguez Calderón, pues del millón 556 apoyos entregados al INE, el instituto le invalidó cerca de 906 mil. ¿Se atreverá el Tribunal a otra polémica resolución? ¿Nos hace falta que la sombra de la trampa teja y amplíe su red? En nueve días lo sabremos. Por lo pronto: “A jalar y ver qué se ocupa (…) Ya tengo preparado mi caballo…”, me agregó el ahora candidato presidencial independiente.

Bueno. Al menos el primer debate estará más divertido, eso sí. Pero la bronca es que la existencia de la candidatura en sí misma pone una primera mancha en la percepción pública en torno al proceso electoral. Información Excelsior.com.mx