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Miguel Ángel Yunes y la salud de los veracruzanos

Por., Francisco Zea

Las adjudicaciones directas siempre son controvertidas, y regularmente se convierten en fraudes millonarios. Se trata de la disputa entre la empresa denominada Estéril Nova Puebla y una compañía señalada de participar en las supuestas cochinadas de Herrera y Duarte, llamada Finamed.

Alejandro Cossío es el autor de las acusaciones, él se desempeña como director de Imhotep Asesores y Comercializadores S.A de C.V.

El problema grave es que Yunes llegó al gobierno pregonando transparencia y al parecer ya ha llegado a pactos. Ahora, ha otorgado contratos para atender a 455 pacientes de hemodiálisis, que en conjunto llegan a demandar más de 54 mil tratamientos de este tipo al año.

Dice Cossío que es derecho del gobierno el cambiar de proveedor, pero lo que no tiene lógica alguna es que ocupen las clínicas que su empresa equipó. Lo peor es que son tan ineficientes que han tenido que trasladar a los pacientes en autobuses a hospitales privados para que reciban su tratamiento.

Por si lo anterior fuera poco grave, Comunicación Social del estado ha tratado de desvirtuar la participación de Cossío en estos menesteres y resulta evidente que tratan de evitar el pago de más de 50 millones de pesos que adeudan al empresario. Además, Cossío ha dejado al descubierto otra adjudicación sin licitación por análisis clínicos y banco de sangre por dos mil millones de pesos.

Ante todo lo anterior, el empresario ha pedido al Congreso local que cite al secretario de Salud de la entidad, Arturo Irán Suárez, a que comparezca para que explique todo lo anterior.

La mala noticia es que estos servicios implican o la atención real de los pacientes o la muerte de los mismos. Evidentemente, ni a Herrera ni a Duarte y al final ni a Yunes les importa un bledo lo que pueda pasarle a los veracruzanos.

En otros temas, no sin sorna, me muero de risa leyendo el reportaje de El País, en el que describe las actividades del actual inquilino de la Casa Blanca. Se levanta, va al baño y se desocupa. De ahí a ver tele como señora copetona de Polanco. Llega a la oficina oval, a la que convirtió en la oficina dorada, y a las siete está de regreso en su dinámica de ver televisión. Me queda claro que los estadunidenses eligieron como su presidente a Homero Simpson, Homero Trump o Donald Simpson. Los Beverlyricos se apropiaron de la Casa Blanca. Sería simpático, si no fuera una completa tragedia.

Hoy hasta acusa a Obama de tener intervenido su teléfono. La verdad, lo dudo. Para escuchar estupideces no se necesita autorización judicial. Es hábil el copete cosido y boca de bagre para causar confusión.

Toda esta situación me lleva a un libro magnífico y revelador: China, de Henry Kissinger, en este texto se deja en claro que China, el Imperio Celestial, tuvo la capacidad de reponerse a su propia debilidad. A la limitación que significa no tener Ejército y querer dominar por una herencia divina.

Lo aprendieron bien y hoy su población es parte del Ejército. Mil 300 millones de chinos no es una cifra menor. China pasó de ser el centro del universo a ser despreciada y atacada por las colonias. Hoy, Xi Jinping no está esperando la venia del payaso, hay que tener pies de plomo. Información Excelsior.com.mx

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