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Plenitud del poder

Por Pascal Beltrán del Rio

Hay una diferencia significativa entre el triunfo electoral abrumador que obtuvo el domingo pasado la coalición Juntos Haremos Historia y aquellos carros completos del PRI el siglo pasado.

Esa diferencia es la autonomía de los órganos electorales encargados de organizar, supervisar y calificar los comicios. El PRI construyó sus mayorías legislativas con autoridades electorales controladas por el gobierno. En cambio, Juntos Haremos Historia lo acaba de hacer con un árbitro cuya actuación ha sido juzgada por prácticamente todos como imparcial.

Dicho eso, que no es menor, el resultado en cuanto al número de posiciones políticas obtenidas en un tsunami electoral como el del 1 de julio y las que conseguía el PRI de antaño no es muy diferente.

Igual que sucedía con los priistas del siglo pasado, Morena y sus aliados van a contar a partir de septiembre con bancadas mayoritarias en las dos Cámaras del Congreso de la Unión, así como en más de la mitad de las Legislaturas de los estados.

De acuerdo con estimaciones preliminares realizadas por el Instituto Nacional Electoral, los partidos de la coalición Juntos Haremos Historia tendrán 303 curules en la Cámara de Diputados y 70 escaños en el Senado de la República.

Con esas cifras, el movimiento encabezado por Andrés Manuel López Obradortendrá no sólo la mayoría simple en ambas Cámaras, para aprobar por sí mismo legislaciones como la Ley de Ingresos y el Presupuesto de Egresos, sino que se acerca a la mayoría calificada para efectuar modificaciones constitucionales.

De mantenerse unidos los diputados y senadores de los partidos de la coalición, necesitarían sólo 31 votos en San Lázaro y 16 en el Senado para alcanzar la mayoría calificada de dos tercios.

Como el proceso de reforma constitucional requiere de la aprobación de la mitad más uno de los Congresos estatales —es decir, 17—, el movimiento de López Obrador podría echar mano de las mayorías que alcanzó el domingo. Al momento, tiene 15 Legislaturas seguras y bien podría tener cuatro más cuando terminen de procesarse los resultados.

Como se ve, la decisión de los votantes ha puesto en manos de este movimiento político un Poder Legislativo enorme, que ningún otro partido o coalición electoral ha tenido desde el periodo 1991-1994, cuando el entonces presidente Carlos Salinas de Gortari echó mano de las mayorías legislativas del PRI para sacar adelante reformas a los artículos tercero, 27 y 130 de la Constitución, entre otros.

Pero no se detienen ahí los efectos del tsunami electoral del 1 de julio en el plano legislativo.

La reportera Leticia Robles de la Rosa escribe hoy en Excélsior que la gobernanza del Senado podría regresar, en los hechos, a los tiempos en que existía una Gran Comisión, sustituida en 1999 por la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política (Jucopo), órganos que han reflejado la pluralidad en la Cámara alta, a diferencia de lo que sucedía con aquélla.

La Ley Orgánica del Congreso de la Unión establece que si bien la Jucopo “expresa la pluralidad de la Cámara y en tal carácter es el órgano colegiado en el que se impulsan entendimientos y convergencias para alcanzar acuerdos que permitan el cumplimiento de las facultades que la Constitución asigna a la Cámara” (artículo 80), sólo pueden presidirla “los coordinadores de los grupos parlamentarios que cuenten con un número de senadores que representen, al menos, el 25 por ciento del total de la Cámara” (artículo 81).

De acuerdo con las estimaciones de cuántos senadores integrarán cada bancada partidista, sólo Morena podría presidir la Jucopo y eso podría prolongarse por seis años.

Con al menos 55 senadores, Morena es el único partido que hoy alcanza ese 25 por ciento. El PAN, con sus 23 legisladores, tendría menos de 18%; el PRI, con sus trece, poco más de 10 por ciento. Es decir, a lo largo del sexenio, lo más seguro es que el único senador que podría presidir la Junta sería el coordinador de la bancada morenista.

Se llame como se llame, éste tendrá un enorme poder, pues entre las atribuciones de la Jucopo están ni más ni menos que las siguientes: decidir qué iniciativas se votan y en qué orden; proponer al Pleno la integración de las comisiones y quiénes las presiden, así como a los senadores que integrarán la Comisión Permanente y la composición de las delegaciones para reuniones de carácter internacional, es decir, los codiciados viajes.

Ése es el poder que el electorado mexicano resolvió poner en manos de un solo partido.

BUSCAPIÉS

Hoy se cumplen 30 años de la elección presidencial de 1988. Información Excelsior.com.mx

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