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De las amigas ya idas

Por:  Clara Scherer

Un lugar de pensamiento fundado en razones lo ocupa Graciela Hierro, doctora en Filosofía, maestra en el arte de la ironía. En su Seminario de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM acogía alumnas de cualquier carrera, guiaba la conversación y generaba dudas tan grandes, que nuestras certezas incrustadas en lo más hondo de nuestro ser temblaban. Relatando sus amores y sus desamores, con una gracia incomparable, sabía que, con ella o sin ella, Los relojes llevan la misma cadencia, Y las noches tienen las mismas estrellas. ¡Era una de las integrantes de Las Reinas, y sí, ella era toda una Reina!

Cecilia Loría Savignon, con su enorme y sorprendente capacidad para escuchar y su inigualable don para persuadir, fue una hechicera para manejar las palabras que dan aliento y era diestra en el saber caminar entre escollos para lograr siempre un noble propósito. Nos hace falta en la negociación de altura. Valiente ante la adversidad, siguió apostando por la serenidad y la igualdad. Causa Ciudadana fue una de sus mejores apuestas. Pero yo te canto. Yo canto para luego tu perfil y tu gracia. La madurez insigne de tu conocimiento.

Guadalupe Musalem, añorando a cada paso a su Juchitán y a su padre; con su madre y su hermano caminando siempre a su lado, persiguiendo su historia en pueblos pequeños del Líbano, pero comiendo en oaxaqueño. Luchadora incansable por la dignidad de las mujeres y en primerísimo plano por las nacidas en alguno de los pueblos originarios de México. Notable fue su contribución sobre las mujeres de los pueblos Huaves. Gracias a su amiga más solidaria, su memoria sigue viva y sembrando porvenires. Como La rosa no buscaba ni ciencia ni sombra: Confín de carne y sueño buscaba otra cosa. Su tristeza por el hoy juchiteco lo vivo solo yo.

Rosalba Carrasco, de mente brillante y sonrisa serena. Buscadora de verdades y dispuesta a gestionar cuanta idea resultara iluminadora. Avasalló hasta al Banco Mundial. Amistad de profundas lealtades y festejadora hasta de la más pequeña de las transgresiones. Iniciadora de grandes proyectos de igualdad entre los sexos. Escritora de artículos indagadores sobre cuestiones de economía y mujeres. Equivocar el camino es llegar a la mujer, la mujer que no teme la luz.

Laura Sanabria, la persona más luminosa y de inquieta voluntad, inquebrantable para alcanzar sus propósitos. Su padre, compañero de vida siempre sorprendió. Decía que las piedras de Roma guardaban sus lágrimas. La vida le puso retos gigantescos y muy poco comunes; su sonrisa se fue difuminando, pero su luminosidad persistió hasta en sus últimos momentos. Experta en Relaciones Internacionales, hablante de varias lenguas, luchadora por los derechos humanos. Compañera gentil, mujer capaz, amiga entrañable. Ella era la niña de las trenzas que miraba de frente.

Patricia, la prima cómplice desde la infancia. Inteligente, capaz y con una gran energía. Elegante, moderna, divertida. Aficionada a la búsqueda en las profundidades del tiempo de las verdades familiares y con una gran tenacidad para intentar modificar a quienes se cruzaron en su camino. Nunca faltó ni a una cita, ni a su palabra dada. Historiadora que intentó florecer en Nueva York, pero la adversidad se enredó en su camino. Como dice Lorca, al recordarla Hay dulzura infantil en la mañana quieta.

Afortunada de que a lo largo de la vida nuestros caminos se cruzaran, de que me dejaran honda huella y aliento bienhechor, recordarlas siempre alegrará mi vida y son “piedra de toque” para recuperar la energía, el buen humor y las ganas de seguir construyendo. Inspiración ante la adversidad. Por eso, Yo canto su elegancia con palabras que gimen y recuerdo una brisa triste por los olivos. Información Excelsior.com.mx

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