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El mundo avanza, y nosotros gritamos: ¡Viva el antepasado!

Por Ángel Verdugo

Es ya un lugar común –aun cuando esté desgastado, no es menos cierto–, que a los mexicanos nos seduce el pasado; no perdemos oportunidad de lanzarle elogios y repetir una tontería que habla muy mal de quien la expresa: Estábamos mejor, antes de estos gobiernos neoliberales.

De esta última frase sorprenden dos cosas; una, el uso de una expresión cuyo significado desconoce el que afirma aquella tontería con la seguridad que sólo la ignorancia proporciona; la otra, el uso perverso y enfermizo de la nostalgia por un pasado el cual, si fuéremos objetivos, deberíamos aceptar que jamás existió.

No de ahora sino desde hace un buen número de años, en muchos países las cosas han avanzado con una velocidad que lo que vemos parece ficción científica. El uso de robots en los procesos de manufactura, y el desarrollo de algoritmos y su uso en actividades cotidianas, es algo común en esos países.

Lo anterior implica la formación de científicos y miles de ingenieros especializados en el desarrollo de programas de cómputo, así como de profesionales en una gama amplia de áreas del conocimiento, que trabajan en equipos multidisciplinarios para lograr que los avances científicos se traduzcan en avances tecnológicos.

Mientras ese proceso ha logrado avances que a todos sorprenden, en México hemos estado enfrascados durante esos años, en una discusión que parece estar anclada –en el mejor de los casos–, en los años setenta del siglo pasado. No hemos podido resolver preguntas elementales que aquellos países, desde hace decenios resolvieron; por ejemplo, ¿qué requisitos debe satisfacer la educación impartida por el Estado, para lograr qué objetivos? Asimismo, ¿qué requisitos deben satisfacer los maestros que estarían al frente de un grupo de niños o jóvenes?

¿Hay en México en los tiempos que corren, personas en su sano juicio y con dos dedos de frente que se atreverían a defender el caduco y acedo modelo de las escuelas normales? ¿Quién podría defender lo que hoy sucede en dichas escuelas en materia de preparación de los que exigen, que al margen de su calificación, sean contratados de manera automática?

¿Hay entre los especialistas, quienes ignoren lo que sucede en buena parte de las normales públicas? ¿Acaso de lo que se trata, más que de formar profesionales de la enseñanza, es formar cuadros profesionales para organizar la toma del poder mediante la vía armada e instaurar el socialismo? (Suena a viejo cliché de los años sesenta del siglo pasado, pero aun cuando le parezca inverosímil, así es como ven su paso por las escuelas normales la casi totalidad de los que ahí estudian).

Con la llegada de un nuevo gobierno, lejos de albergar esperanza alguna en un proceso de mejoramiento de la calidad educativa, lo único que vemos es el fortalecimiento de las organizaciones –CNTE, CTEG y SNTE–, que han hecho de la educación botín de unos cuantos. En el caso de las dos primeras, habría que agregar la parte revolucionaria, pues les importa más la lucha armada para instaurar el socialismo (Cualquier cosa que este viejo y acedo cliché signifique hoy), que la labor magisterial.

Al mismo tiempo que seguimos anclados en los años setenta del siglo pasado, ¿qué hacen en el resto del mundo? Lo que han venido haciendo desde hace varios decenios: Avanzar en la calidad de la educación, y en la formación de capital humano de excelencia mientras nosotros aquí, con un entusiasmo digno de mejor causa gritamos, ¡Viva el antepasado!

Información Excelsior.com.mx

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